Peru 2021-05-24 FERNANDO VIVAS.- La larga segunda vuelta dio tiempo a Pedro Castillo para improvisar un equipo, muy irregular, para el debate. Fuerza Popular fue a mostrar su mayor solvencia técnica y recibió algunas réplicas inesperadas.
A nuestro Jurado Nacional de Elecciones (JNE) le gusta organizar debates. Le da vida a su trabajo más bien burocrático y judicial. Sus homólogos de Uniore (Unión Interamericana de Organismos Electorales) también los organizan y comparten estrategias, métodos y trucos. Uno de estos últimos –podemos adivinarlo- es proponer varios encuentros para que los contendores, al menos, acepten algunos. En el 2016, PPK y Keiko Fujimori aceptaron tres, uno técnico y dos presidenciales. Esta vez, tras pujas y desaires, los personeros de Pedro Castillo transaron en dos, uno técnico y uno presidencial. Era muy previsible que Castillo se corriera y Keiko lo persiguiera para debatir. Al puntero no le conviene de ningún modo arriesgar su ventaja en un terreno que su rival conoce mejor que él. Además, con su metida de pata de retarla en Chota creyendo que ella no lo tomaría en serio, ya tuvo bastante. El debate técnico no lo podía rehuir porque, justamente, la opinión pública había tomado nota de que el desconocimiento e improvisación en asuntos de gobierno, era su tremendo hueco en el zapato. La larga segunda vuelta le ha dado tiempo para parcharlo: tuvo listo el escueto Plan Bicentenario sin Corrupción y el equipo que se batió el domingo pasado. Keiko amplió el equipo que ya había presentado a medias, con jales multipartidarios. Les puso la camiseta, los sentó en semi cuadrado, los hizo hablar y voltear el cuello para ver a los enlazados desde lejos, como Francisco Tudela. De allí salió el grupo que quiso apabullar políticamente a los castillistas con propuestas técnicas, pero ello era un contrasentido: lo que les esperaba era un contrataque político puro y duro. Las preguntas del JNE, la mayoría largas y vagas, o interrumpiendo réplicas, no sirvieron para que los castillistas dejen los denuestos para abocarse a las propuestas. También era previsible que desde el primer bloque, sobre reforma del Estado, se manifestara el desfase entre el afán fujimorista por apabullar con propuestas y el castillista por patear la canilla y aplastar los rabos de paja. Patricia Juárez, que era muy política cuando tenía la vocería del castañedismo, quiso ser más técnica esta vez, hablando de reforma del Estado, con acento en su experiencia municipal; y Dina Boluarte, dejó las propuestas a un lado, si las tenía, y fue al ataque histórico, remontándose hasta al tractorcito de Fujimori en 1990. Tarde, Juárez vio que no podía limitarse a exponer su tema, y le mentó a Boluarte, oriunda de Chalhuanca (provincia de Aymaraes, Apurímac), dos viajes de Fujimori a su tierra, para llevar asfalto y electricidad. Boluarte tuvo una réplica inclasificable: dijo que Fujimori había viajado a la provincia vecina de Antabamba persiguiendo a una bella mujer. Juárez no pudo evitar la expresión de extrañeza. El fact checking nos demorará un tiempo. Luis Carranza, ex ministro de economía y ex presidente de la CAF, corría el mismo riesgo de Juárez en el bloque económico; pero la personalidad de su contendor Juan Pari no se prestaba al golpe desatinado. Pari se limitó a una exposición general, muy vaga, sobre crisis y pobreza más esfuerzos y refuerzos para salir de la crisis. Fue el único bloque en que la expectativa fujimorista del apabulle técnico se cumplió. Las pocas puyas entre ambos, se quedaron sin réplica. José Recoba, el técnico en salud por Fuerza Popular, tiene experiencia de comunicador, pues tuvo por varias temporadas un programa televisivo de consultoría médica, y quizá eso le dio seguridad para hacer una exposición más política que técnica y rematarla, parafraseando a Pedro Castillo, con la frase, ‘palabra de médico’. Pero su contendor, el ex congresista Hernando Cevallos, es más político que él, y le replicó invocando el fantasma de Ernesto Bustamante, escondido por Fuerza Popular desde que la vacuna de Sinopharm fue validada por la OMS. El bloque de descentralización, tuvo una sorpresa inversa: el más técnico, aunque monocorde y abusando de la jerga de ‘procesos y diversidad’, fue el representante castillista, Andrés Alencastre. Carlos Bruce, pudo exponer tranquilo sus propuestas y poner el énfasis donde quería, sin temer réplicas. Todo lo contrario fue el bloque de seguridad. Fernando Rospigliosi era garantía de afirmaciones en voz alta y réplicas a cualquier provocación. Las tuvo de Avelino Guillén, concentradas en el pasado fujimorista, pero en clave bastante más baja. Fue el bloque más interactivo, antes de cerrar el último bloque, sobre medio ambiente y desarrollo sostenible, con una de las armas secretas del castillismo, la economista Celeste Rosas. Pero no tenía municiones ni experiencia en estas lides. Nano Guerra García, jefe del equipo de FP y experto en charlas motivadoras, no escogió ese bloque –ajeno a su especialidad- por gusto. Cerró resumiendo y exaltando la exposición de su grupo. Perú Libre no tuvo esa prevención y desperdició los dos bloques, el de descentralización y medio ambiente, más cercanos a su plan. Para Keiko y Pedro ha sido apenas un calentamiento en músculo ajeno para su debate crucial del próximo domingo.